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‘Perrete’, el robot que mejora la calidad de vida de las personas con alzhéimer, “se pone las pilas”

Publicado el 21/09/2024

‘Perrete’, el robot con forma de perro que mejora la calidad de vida de las personas con alzhéimer, “se pone las pilas” para enriquecer la memoria y los recuerdos de estas.

El robot forma parte del cambio en el ámbito asistencial y de la terapia no farmacológica con la que trabajan los profesionales del centro Ballesol Mirasierra de Madrid, que tiene 15 residentes y la mayoría de ellos tienen demencia moderada y severa.

En casos con deterioro cognitivo severo o alzhéimer avanzado lo que hacen es “mantener la calidad de vida y fomentar la estimulación externa y la respuesta al entorno”, describió la psicóloga en esta residencia Alba San José.

La interacción con este perro robótico, diseñado para imitar el comportamiento y la apariencia de los perros reales, tanto en aspecto y tacto, ofrece funcionalidades capaces de mejorar la calidad de vida de las personas mayores.

Así, ‘Perrete’ cambió la vida del residente Eugenio, según relataron profesionales del centro. También, la esposa de Eugenio relató que, pese a la enfermedad, la compañía del perro robótico tiene “beneficios”, ya que “está más tranquilo y relejado, y aunque le cuesta hablar, interactúa con ambos con caricias y gestos de cariño”.

METODOLOGÍA

Dotados de Inteligencia Artificial (IA), los múltiples sensores del perro robot permiten responder a las personas que le rodean, expresando emociones abriendo y cerrando los ojos, moviendo la cabeza o emitiendo sonidos.

Igualmente, profesionales de la residencia apuntaron que se establece dicha actividad terapéutica para “trabajar con personas con deterioro cognitivo severo, con probable o frecuente agitación, deambulaciones, afectación del sistema motor o agresividad, entre otros comportamientos”.

Asimismo, la intervención desde esta metodología se trabaja en la residencia de Ballesol Mirasierra desde áreas como la emocional, con canalización de la afectividad y aumento del sentimiento de bienestar; el área social, incrementando las interacciones sociales y el vínculo con el robot); el área motora, con movimientos de tronco y extremidades superiores; y la cognitiva, ascendiendo el nivel de actividad y capacidad de atención.

Además, San José subrayó que desde la primera semana de terapia se pueden mejorar “aspectos como la atención, la percepción o la memoria”. A nivel emocional, estas cuestiones se mejoran “fomentando la expresión de emociones positivas o la interacción con otros usuarios, y a nivel funcional, favoreciendo la deambulación y la motricidad”.

Al mismo tiempo, desde el centro sostuvieron que promover la estimulación cognitiva en una persona con alzhéimer a través de la roboterapia “es posible”.

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