Publié le 29/09/2021
Uno de los problemas más comunes en una explotación agrícola o ganadera es el no prestar suficiente atención a lo que no se ve. Los cultivos y/o el pasto para el ganado pueden tener un aspecto saludable a simple vista, pero debajo de ellos el suelo puede no tener una salud adecuada, lo que a medio-largo plazo puede resultar crítico.
La salud del suelo se mide en función de diferentes parámetros, tales como humedad, nutrientes o los microorganismos que lo pueblan, entre otros. Sin una gestión adecuada, alguno o todos esos parámetros se verán afectados, minando el rendimiento.
Protección del suelo
Proteger la capa visible del suelo es el primer paso para mantener su salud general. Normalmente esa protección suele ser cobertura, como residuos de otras plantas, que protegen al suelo de la erosión a la que le somete el agua y el viento.
Al proteger el suelo desnudo se consigue, además, controlar el nivel de evaporación para que el suelo mantenga suficiente humedad para las plantas, mantener un rango adecuado de temperatura del suelo, favorecer la compactación de este y dar mayor y mejor cobijo a los organismos que lo habitan.
Alteraciones en el suelo
Minimizar las alteraciones que se producen en el suelo es otro paso importante. Las alteraciones en el suelo pueden producirse desde el simple arado del suelo, moviendo las capas inferiores hacia arriba y viceversa, hasta sobrepastoreo, pasando por otras actividades como el uso de nutrientes, fertilizantes o herbicidas/insecticidas, cuya composición manipula las condiciones de la tierra.
Este tipo de alteraciones pueden llegar a producir una mayor erosión en el suelo del viento y el agua y también escorrentías y estancamientos de agua.
Diversidad en la flora
Un terreno donde se practica el monocultivo verá como la salud del suelo empeora, por un lado, al requerir los cultivos los mismos nutrientes todo el tiempo y, por otro lado, el uso de nutrientes, que será cada vez más intenso para satisfacer la demanda de la cosecha.
Si no es posible cultivar varias especies de plantas al mismo tiempo, la rotación de cultivos es una buena opción para añadir diversidad al campo. Al cultivar plantas con necesidades nutricionales diferentes, el suelo tiene tiempo de recuperarse de aquellos nutrientes escasos o, incluso, algunas plantas pueden ayudar a esa recuperación al generar ellas mismas dichos nutrientes.
Plantas permanentemente vivas
Esta idea es bastante sencilla de entender, si una planta de cobertura o secundaria vive de forma continua o, al menos, durante un largo periodo de tiempo, estará proporcionando al suelo una mejor salud al obtener para él CO2 o los nutrientes que fueron usados por los cultivos primarios cuyo fin es el negocio.
Además de ello, mantendrán el suelo lo suficientemente compacto y cubierto, evitando su deterioro por culpa de la maleza o el viento, por nombrar un par de ellos.
Integración del ganado en el proceso
Aprovechar el ganado para ayudar a conservar el suelo es una fantástica alternativa a procesos que, realizados de otra manera, serían peores para él. Por ejemplo, el ganado puede comerse la maleza o los residuos de las plantas, evitando tener que usar productos químicos o realizar grandes esfuerzos para eliminarlos.
El ganado contribuye también al suelo al abonarlo con materia orgánica producto de su alimentación y equilibran con su alimentación la cantidad de carbono y nitrógeno.
No existe un plan infalible para mantener la salud del suelo, pero estos puntos le permitirán empezar a planificar su estrategia de adecuación y conservación del suelo.
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