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El uso “inadecuado” de redes sociales y la salud mental

Publicado el 03/02/2024

El uso “inadecuado” de redes sociales y pantallas provoca problemas de autoestima en el 95% de las mujeres y de ansiedad en el 72% de los hombres. Entre las consecuencias de dicho uso también destaca en ellas la depresión y en ellos, baja concentración.

Así lo desvela el ‘Estudio exploratorio sobre las afectaciones a la salud por la sobreexposición a redes sociales (RRSS) y pantallas con perspectiva de género’ auspiciado por la Red de Atención a las Adicciones (UNAD), en colaboración con la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar), para “evidenciar” las “consecuencias físicas, psicológicas, emocionales y sociales” de la “sobreexposición” a redes sociales y pantallas, sobre todo entre las personas más jóvenes, según precisó este jueves la UNAD en un comunicado.

El objetivo de este trabajo, financiado a través del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, es contar con un “estudio exploratorio” que permita “abrir nuevas oportunidades de investigación” para “atajar” esta “problemática” a medio plazo.

Para la elaboración del documento, contaron con más de 50 entidades de UNAD y Fejar que están atendiendo casos de esta índole y también con personas con adicciones y expertas en el tratamiento e investigación.

El 52% de las organizaciones encuestadas aseguraron que la franja de edad “mayoritaria” de la población que está recibiendo atención es la de entre 16 y 18 años. En estas edades se atiende a ambos sexos “por igual”, si bien, según aumenta la edad, “la diferencia entre sexos se hace mayor y llegan a tratamiento más hombres que mujeres”, según explicó UNAD.

MÁS CONSECUENCIAS

Por lo que respecta a las consecuencias, junto a los problemas de autoestima, en las féminas destacan también los trastornos de ansiedad (73%), depresión (64%) y autolesiones (32%). Asimismo, también resaltan los trastornos de conducta alimentaria y otros relacionados con el comportamiento y la socialización.

Las situaciones “más citadas” están “en conexión” con delitos como el ciberbullying, sexspreading o pornovenganza o el ciberacoso, que, según el estudio, “representan algunos de los problemas que afectan con mayor peso a la salud mental de las mujeres”. Además, también se muestran “afectaciones” a nivel académico, derivadas de las relaciones de maltrato de sus parejas.

Por su parte, en los hombres, junto a la ansiedad, la falta de concentración (70%) se encuentra a la cabeza de las consecuencias en la salud que tiene la sobreexposición a redes sociales y pantallas. Le sigue la baja autoestima (67%) y la depresión (37%), con las autolesiones (7%) en la última posición.

Como otros síntomas característicos” en los hombres atendidos se señalan la “agresividad generalizada”, conductas “disruptivas”, absentismo escolar y bajo rendimiento académico, “aislamiento y agresividad” respecto a su familia, “cambios de carácter”, pérdida de sueño, “falta de otros intereses y problemas económicos”.

COMORBILIDADES

La encuesta realizada para este estudio también quiso “explorar” con qué otras adicciones se “asocia” el uso de redes y pantallas y desvela que sólo el 9% de las organizaciones consultadas atiende a mujeres que presentaban comorbilidad con adicción al juego, un 30% dijo que estaba asociado a las compras compulsivas y un 23%, que la comorbilidad se encuentra “relacionada con trastornos de alimentación”.

Por otro lado, el 39% añadió otros riesgos de comorbilidad tales como trastorno en el comportamiento y agresividad, confusión en la consecución de logros “satisfactorios”, ansiedad o sintomatología depresiva

En el caso de los hombres, cerca del 80% de profesionales que participaron en la encuesta declararon que el uso de redes y pantallas por parte de hombres tiene “asociada” la comorbilidad con el juego “patológico” y otros trastornos vinculados a estas conductas en hombres son aislamiento social, trastornos del sueño, adicción a videojuegos o al juego.

ATAJAR EL PROBLEMA

En este contexto, ambas redes enumeraron una serie de acciones y e hicieron un llamamiento a instituciones, poderes públicos y a la sociedad en general para “atajar esta problemática”.

En este sentido, el estudio subraya la prevención como “eje principal”, sobre todo en escuelas e institutos, “para que se puedan incluir de forma activa a las familias y favorecer así un diálogo intergeneracional, respetuoso y abierto”.

Además, juzga necesario trabajar en la divulgación de contenidos “inclusivos, éticos y respetuosos” y utilizar recursos creados por personas jóvenes que “contrarresten las narrativas de odio que circulan en las redes sociales”.

En paralelo, inciden en la importancia de trabajar “discursos que no patologicen”, es decir, permitir que las personas afectadas y las instituciones que les atienden “refuercen los recursos de preservación de la propia salud, sin entrar en discursos alarmistas”, que, a su entender, “tienen poco resultado preventivo”.

Junto a ello, el documento advierte de que los efectos “nocivos” para la salud derivados del uso de redes y pantallas “no deben ser tratados como problemas individuales” y sobre la necesidad de “reforzar la idea de que no es un problema que se pueda abordar sin perspectiva de género”.

Por último, incide en la importancia de promover intervenciones y tratamientos “diferenciados” y aumentar los recursos y la investigación para abordar esta problemática.

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