Published on 2018-07-27
Las vacaciones de los más pequeños, más largas que las de los padres, se llenan de actividades en esta época del año para mantener a niños y niñas ocupados o atendidos durante las jornadas laborales de los adultos.
Muchos padres buscan actividades para compartir con sus hijos en sus ratos de ocio, y en verano, en la gran ciudad, puede ser complicado. Buscan aficiones que diviertan a grandes y pequeños, que se puedan compartir en familia, y que para los hijos, también sean útiles para mejorar sus capacidades de aprendizaje, sus habilidades y conocimientos.
Hace unos meses se inauguró en Barcelona la primera pista indoor para volar drones de España, Indrone Park. Es una de las pocas que existen en todo el mundo. Desde entonces, se ha convertido en un espacio multifuncional en el que, adultos y niños, pueden volar drones de forma lúdica. Y para los más jóvenes, además de diversión, el dron y todo el universo de aplicaciones que lo rodea, es un potente instrumento educativo.
Según explica Javier de Mendoza, cofundador de la empresa, “volar drones es una afición que permite que los niños se descubran a sí mismos. Les ayuda a establecer metas y objetivos, y les prepara para tomar decisiones y solucionar problemas. También fortalece su formación intelectual y social”.
Talleres de montaje y pistas de vuelo para drones en un entorno cerrado y seguro
A diferencia de los juegos de monitor y sofá, el pilotaje en Dron permite que los más pequeños pongan a trabajar sus capacidades a la hora de resolver problemas.
Volar un dron no es solo poner en marcha un simple juguete teledirigido, requiere destreza, organización, cálculo, previsión, paciencia, concentración y una larga lista de conceptos y valores necesarios para mejorar el aprendizaje que, sin lugar a dudas, mejorarán las capacidades intelectuales y autoestima de los más jóvenes y que luego revertirán de forma beneficiosa en su rendimiento escolar y en su proceso madurativo.
Antes de emprender el vuelo, es necesario planificar los objetivos, preparar el aparato, medir su potencia, elegir las hélices, montarlo etc. Muy a menudo es necesaria la participación de los padres en el proceso, se trata de crear equipo, como si de una escudería se tratara, compartir la ilusión y las metas.
Los que empiezan y no tienen ninguna experiencia volando un dron, pueden iniciarse en una pista de aprendizaje, practicando con su propio o con uno de alquiler. Y todo ello en un entorno cerrado, controlado y seguro, sin miedo a las caídas o a los golpes, totalmente protegido con redes y adaptado para todas las edades.
Los más pequeñines pueden pilotar en una pista de mini drones overcraft, que son parecidos a los coches teledirigidos pero que vuelan a pocos centímetros del suelo. “Es una actividad fantástica que engancha a pequeños y mayores”, añade Javier de Mendoza.
Las instalaciones cuentan con un equipo de técnicos y formadores siempre a punto para echar una mano, ayudarte reparar o poner en marcha los drones, o para explicar cualquier truco que pueda mejorar la experiencia. “No sólo desmitificamos que pilotar drones es difícil, porque es mucho más fácil de lo que parece, sino que también fomentamos la diversión en familia, creando complicidades y aprendiendo juntos, y educar divirtiéndose”.
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